El cartero rural Antonio Aniceto Vizcaíno Fernández, héroe de la Nevada de 1945 |
ALGO SOBRE EL MITO MEDIÁTICO DE LAS NEVADAS E INCOMUNICACIÓN
Manuel Fernández Espinosa
Fueron pocas palabras, pero "a buen entendendor...". Las crucé con mi amigo Juan Carlos Nova Tristante, santiagueño de pura cepa, en una grata velada el martes pasado, por lo que este posteo está en deuda con mi contertulio que lo ha inspirado.
A Santiago de la Espada le precede la fama de los nevazos antañones que dejaban incomunicada la localidad. La precariedad de las comunicaciones terrestres (todavía es asignatura pendiente en algunas vías, pensemos en la que debiera comunicarnos por carretera con la provincia de Granada), esos deficitarios accesos viales unidos a la fama de las nieves que cerraban los puertos, manteniendo al pueblo incomunicado durante largos espacios de tiempo, han adquirido proporciones míticas que todavía -en el siglo XXI- hacen que las nieves que caen en las alturas de Santiago-Pontones acaparen la atención de la televisión autonómica y nacional. En todo ello hay lo más parecido a un mito. Y al estudio aproximativo (aunque no sea exhaustivo) de este mito he querido dedicar este post. ¿Cuál es el origen de esa fama de inaccesible que tiene Santiago de la Espada?
Si las nevadas espectaculares son de siempre, la repercusión que tenían más allá de los límites donde sucedían era mínima, hasta que aparecieron los medios de comunicación de masas. Fue entonces -y, especialmente, con los audivisuales- cuando la difusión de los "nevazos" de Santiago-Pontones se magnificó tanto y tanto que hasta cuajó un "mito mediático". El primero de los reportajes que amplificaron las nieves de Santiago-Pontones es el correspondiente a la nevada de febrero del año 1951. En esos años, el noticiero oficioso del régimen franquista (que se proyectaba en todos los cines españoles desde el año 1942 a 1976) cubrió la nevada grabando indeleblemente en la memoria colectiva de nuestros mayores las imágenes de hileras de hombres, pala en mano, apartando la nieve de los carriles. Pero, con anterioridad a la Nevada de 1951, otros medios de prensa provinciales con efectos nacionales se habían ocupado de publicitar las labores de socorro y salvamento que fueron necesarias adoptar con motivo de las nevadas de Enero de 1945.
En una somera revisión a la hemeroteca provincial, encontramos que la revista PAISAJE (Crónica mensual de la provincia de Jaén), dirigida por D. Luis González López, dedica varias notas sobre las medidas adoptadas por el Gobenador Civil y Jefe Provincial del Movimiento Nacional en aquella fecha, D. Juan Alonso-Villalobos Solórzano (este gobernador era natural de Villanueva de la Serena, Badajoz, y ocupó el Gobierno Civil de Jaén desde 1943 a 1947 falleciendo el año 1974):
"El vecindario de Santiago de la Espada había quedado totalmente incomunicado y sin rutas de acceso al poblado a causa de las intensas nevadas de enero. Angustiosas llamadas al Gobierno Civil reclamaban asistencia y socorro, víveres y medicamentos" -podemos leer en PAISAJE, enero 1945. En febrero será cuando irrumpa en la misma revista provincial la figura del humilde cartero que recorría a pie el trecho de Pontones a Santiago de la Espada, D. Antonio Aniceto Vizcaíno Fernández, agente rural de Correos que en la comisión de su servicio, durante el tiempo que duró la incomunicación producida por la nevada, desafiando las inclemencias del tiempo y las fragosidades del terreno, no sólo llevó cartas a Santiago, sino que portó socorros de primera necesidad hasta que se pudieron acometer mayores trabajos de asistencia a la localidad.
Una fotografía de Antonio Aniceto Vizcaíno Fernández aparece en el número de febrero de 1945, notificándose las felicitaciones con las que lo distinguieron la Dirección General de Correos y el mismo Gobernador Civil. Cuando lo fotografían Antonio Aniceto es un venerable anciano que viste el típico blusón, rostro curtido y antiguo. La Dirección General de Correos y Telecomunicación le recompensó por su servicio y, cuando el Gobernador Alonso-Villalobos le preguntó si necesitaba algo que el Gobierno Civil pudiera ofrecerle, el humilde y heroico cartero rural solo pidió un par de botas que le fue concedido. Pasaron los meses y en mayo de 1945, PAISAJES vuelve sobre la noticia de la nevada de 1945, comentando que la Revista Técnica y Profesional de Correos había reproducido la misma noticia de la crónica mensual de Jaén, ahora con difusión nacional. La revista de la Dirección General de Correos también recompensó a Antonio Aniceto por sus servicios durante el nevazo.
Se puede aventurar que estas noticias en prensa (primero provincial y después nacional) fueron los antecedentes del nevazo que, años después (en 1951), sería reportado cinematográficamente y difundido en todos los cines de España. Si las nieves habían sido compañeras inmemoriales, los medios de comunicación de masas venían a asociar a Santiago de la Espada con ellas casi indisolublemente: se creaba así el mito de Santiago de la Espada, Los Nevazos y la Incomunicación. Por un lado, no podemos soslayar que en la sociedad de la "comunicación de masas" salir unos minutos en un medio tan generalmente seguido (como puede ser una televisión) siempre son "minutos de gloria", pero también es cierto que, cuando se focaliza todo sobre un mismo tema se está fomentando una visión unidimensional de la realidad y, en nuestro caso, Santiago-Pontones parece haberse asociado a las "nieves eternas" y la consecuente incomunicación terrestre, dándole una injusta fama de pueblo de destierro, él mismo pudiéramos decir que desterrado de toda escena que no sean postales navideñas.
Además de nieves, cuando caen, Santiago-Pontones tiene muchas otras cosas buenas que merecerían ser conocidas y amplificadas por los medios de comunicación: actividades culturales como teatro (Grupo de Teatro Artemix), una revista impresa cada vez más potente (Zurribulle), un escritor como Andrés Ortiz Tafur que se ha venido a vivir a estos parajes y podríamos seguir; también este año se ha puesto en marcha la primera edición de la Feria de la Trashumancia Santiago-Pontones y no menos nombradía se merecen las actividades deportivas que, como el TRAIL WEEKEND recientemente celebrado, hacen que nuestra localidad se revivifique... Muchas otras actividades deportivas se quieren poner en marcha (de ellas daremos cumplida cuenta cuando convenga): en definitiva, está bien que las televisiones nos vengan a visitar cuando nos nieve, pero que no olviden los canales televisivos que aquí pasan otras cosas, amén de nevar cuando toca.
A Santiago de la Espada le precede la fama de los nevazos antañones que dejaban incomunicada la localidad. La precariedad de las comunicaciones terrestres (todavía es asignatura pendiente en algunas vías, pensemos en la que debiera comunicarnos por carretera con la provincia de Granada), esos deficitarios accesos viales unidos a la fama de las nieves que cerraban los puertos, manteniendo al pueblo incomunicado durante largos espacios de tiempo, han adquirido proporciones míticas que todavía -en el siglo XXI- hacen que las nieves que caen en las alturas de Santiago-Pontones acaparen la atención de la televisión autonómica y nacional. En todo ello hay lo más parecido a un mito. Y al estudio aproximativo (aunque no sea exhaustivo) de este mito he querido dedicar este post. ¿Cuál es el origen de esa fama de inaccesible que tiene Santiago de la Espada?
Si las nevadas espectaculares son de siempre, la repercusión que tenían más allá de los límites donde sucedían era mínima, hasta que aparecieron los medios de comunicación de masas. Fue entonces -y, especialmente, con los audivisuales- cuando la difusión de los "nevazos" de Santiago-Pontones se magnificó tanto y tanto que hasta cuajó un "mito mediático". El primero de los reportajes que amplificaron las nieves de Santiago-Pontones es el correspondiente a la nevada de febrero del año 1951. En esos años, el noticiero oficioso del régimen franquista (que se proyectaba en todos los cines españoles desde el año 1942 a 1976) cubrió la nevada grabando indeleblemente en la memoria colectiva de nuestros mayores las imágenes de hileras de hombres, pala en mano, apartando la nieve de los carriles. Pero, con anterioridad a la Nevada de 1951, otros medios de prensa provinciales con efectos nacionales se habían ocupado de publicitar las labores de socorro y salvamento que fueron necesarias adoptar con motivo de las nevadas de Enero de 1945.
En una somera revisión a la hemeroteca provincial, encontramos que la revista PAISAJE (Crónica mensual de la provincia de Jaén), dirigida por D. Luis González López, dedica varias notas sobre las medidas adoptadas por el Gobenador Civil y Jefe Provincial del Movimiento Nacional en aquella fecha, D. Juan Alonso-Villalobos Solórzano (este gobernador era natural de Villanueva de la Serena, Badajoz, y ocupó el Gobierno Civil de Jaén desde 1943 a 1947 falleciendo el año 1974):
"El vecindario de Santiago de la Espada había quedado totalmente incomunicado y sin rutas de acceso al poblado a causa de las intensas nevadas de enero. Angustiosas llamadas al Gobierno Civil reclamaban asistencia y socorro, víveres y medicamentos" -podemos leer en PAISAJE, enero 1945. En febrero será cuando irrumpa en la misma revista provincial la figura del humilde cartero que recorría a pie el trecho de Pontones a Santiago de la Espada, D. Antonio Aniceto Vizcaíno Fernández, agente rural de Correos que en la comisión de su servicio, durante el tiempo que duró la incomunicación producida por la nevada, desafiando las inclemencias del tiempo y las fragosidades del terreno, no sólo llevó cartas a Santiago, sino que portó socorros de primera necesidad hasta que se pudieron acometer mayores trabajos de asistencia a la localidad.
Una fotografía de Antonio Aniceto Vizcaíno Fernández aparece en el número de febrero de 1945, notificándose las felicitaciones con las que lo distinguieron la Dirección General de Correos y el mismo Gobernador Civil. Cuando lo fotografían Antonio Aniceto es un venerable anciano que viste el típico blusón, rostro curtido y antiguo. La Dirección General de Correos y Telecomunicación le recompensó por su servicio y, cuando el Gobernador Alonso-Villalobos le preguntó si necesitaba algo que el Gobierno Civil pudiera ofrecerle, el humilde y heroico cartero rural solo pidió un par de botas que le fue concedido. Pasaron los meses y en mayo de 1945, PAISAJES vuelve sobre la noticia de la nevada de 1945, comentando que la Revista Técnica y Profesional de Correos había reproducido la misma noticia de la crónica mensual de Jaén, ahora con difusión nacional. La revista de la Dirección General de Correos también recompensó a Antonio Aniceto por sus servicios durante el nevazo.
Se puede aventurar que estas noticias en prensa (primero provincial y después nacional) fueron los antecedentes del nevazo que, años después (en 1951), sería reportado cinematográficamente y difundido en todos los cines de España. Si las nieves habían sido compañeras inmemoriales, los medios de comunicación de masas venían a asociar a Santiago de la Espada con ellas casi indisolublemente: se creaba así el mito de Santiago de la Espada, Los Nevazos y la Incomunicación. Por un lado, no podemos soslayar que en la sociedad de la "comunicación de masas" salir unos minutos en un medio tan generalmente seguido (como puede ser una televisión) siempre son "minutos de gloria", pero también es cierto que, cuando se focaliza todo sobre un mismo tema se está fomentando una visión unidimensional de la realidad y, en nuestro caso, Santiago-Pontones parece haberse asociado a las "nieves eternas" y la consecuente incomunicación terrestre, dándole una injusta fama de pueblo de destierro, él mismo pudiéramos decir que desterrado de toda escena que no sean postales navideñas.
Además de nieves, cuando caen, Santiago-Pontones tiene muchas otras cosas buenas que merecerían ser conocidas y amplificadas por los medios de comunicación: actividades culturales como teatro (Grupo de Teatro Artemix), una revista impresa cada vez más potente (Zurribulle), un escritor como Andrés Ortiz Tafur que se ha venido a vivir a estos parajes y podríamos seguir; también este año se ha puesto en marcha la primera edición de la Feria de la Trashumancia Santiago-Pontones y no menos nombradía se merecen las actividades deportivas que, como el TRAIL WEEKEND recientemente celebrado, hacen que nuestra localidad se revivifique... Muchas otras actividades deportivas se quieren poner en marcha (de ellas daremos cumplida cuenta cuando convenga): en definitiva, está bien que las televisiones nos vengan a visitar cuando nos nieve, pero que no olviden los canales televisivos que aquí pasan otras cosas, amén de nevar cuando toca.
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