EL MAQUIS DE 1944 EN TIERRAS DE SANTIAGO DE LA ESPADA
Manuel Fernández Espinosa
El 1º de abril de 1939 un parte de guerra, emitido desde Burgos y firmado por el General Francisco Franco Bahamonde, decía: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". En efecto, gran parte del ejército republicano había enfilado el exilio: muchos jefes políticos habían zarpado hacia la Unión Soviética en el puerto de Valencia. En cambio, el grueso de la tropa -con muchos civiles del norte de España- había partido al exilio por la frontera francesa, llegando maltrechos de la guerra y la caminata, entregando las armas a los gendarmes y siendo internados en campos de concentración franceses, donde vivieron en condiciones infrahumanas hasta que por cuentagotas eran puestos en libertad. Sin embargo, muchísimos combatientes de la II República habían tenido que rendirse a las tropas de Franco. Lo normal en esos casos era confinar a los prisioneros en campos de concentración (para tal fin se emplearon pueblos devastados en el curso del mismo conflicto, como Higuera de Calatrava en nuestra provincia de Jaén); preso a preso, se les iba depurando responsabilidades: muchos fueron procesados y ejecutados, otros tuvieron que cumplir un servicio militar "extra" (debido a que la España franquista no reconocía la "mili" prestada por los quintos a la II República) y no pocos se escapaban del confinamiento.
Era relativamente fácil evadirse de esos campos de concentración, pues eran prisiones improvisadas y sin recursos de vigilancia muy estrictos. Pero la evasión significaba ponerse inmediatamente en situación de "fuera de la ley". En abril de 1943 Sixto García Espinosa (alias "el de Marchena") se escapó del campo de prisioneros de Guadarrama y llegó a la Sierra de Segura. En la Sierra, Sixto entró en relación con otros fugados como Juan Ruiz González (alcalde republicano de Yeste) y José Antonio Fernández Martínez (alias "El de Miller): el "Alcalde de Yeste" se había fugado del campo de concentración de Portaceli (Valencia) y "El de Miller" se había fugado de las dependencias carcelarias municipales de Santiago de la Espada. Prófugos, encontraron en las fragosidades de la Sierra de Segura un refugio, pero para sobrevivir tenían que confiar en los paisanos que les prestaran socorro o, armándose, dedicarse a robar. Las razones que los habían puesto "fuera de la ley" eran políticas, pero las autoridades franquistas trataban estos casos como delincuencia, sin reconocer la entidad política de los forajidos. Así fue como, aquí y allí, sin mucha coordinación, nació el Maquis español (1).
El pequeño grupo de forajidos que Sixto "El de Marchena" capitaneaba se dedicó a dar golpes de mano, atracando cortijos y a vecinos reputados como derechistas que transitaban por la Sierra de Segura. Así, en marzo de 1944 los vemos actuar en el Cortijo Breñas Bajas (Santiago de la Espada) donde se llevaron dos escopetas. En abril asaltaron el Cortijo Rubial (Segura de la Sierra) donde se hicieron con otra escopeta, así como con ropas y víveres. El 20 de mayo -identificado el jefe del grupo- las fuerzas de seguridad proceden a encarcelar a la familia de Sixto y también son llevados a prisión algunos vecinos de Miller, considerados como cómplices de los forajidos. El grupo desapareció durante lo que restaba del año 1944 y 1945, sin que se sepa el lugar donde hallaron escondite, pero reaparecen en febrero de 1946 asaltando en "Los Escalones" (Santiago de la Espada) a un vecino al que despojaron de 610 pesetas. A finales del mismo mes de febrero atracan a un vecino de Caravaca en "El Portillo de Riverti" (Nerpio), al que arrebatan 13.350 pesetas. En agosto, asaltan a un vecino en Huelgas de las Vigas (Cortijos Nuevos), logrando 2.600 pesetas. En agosto de 1947 asaltan a otro en Las Ericas (Segura de la Sierra) y un vecino de la Toba, en defensa propia, termina matando a Antonio "El de Miller" cuando la banda pretendió atracarlo en las Casicas del Río Segura (Santiago de la Espada).
En el invierno de 1949, el que había sido alcalde republicano de Nerpio, Juan Sáez Fernández, junto al que había sido a su vez secretario del mismo ayuntamiento republicano de la población albaceteña, Manuel Romero López, se unen al grupo de Sixto el de Marchena. Sáez Fernández no permaneció mucho con la banda y se fue al exilio, pero Romero López se quedó en la Sierra hasta que el 15 de marzo de 1950, éste prófugo se persona en el Cuartel de la Guardia Civil de Albacete y delata el escondite de Sixto y el "Alcalde de Yeste".
El 20 de mayo de 1950 la Guardia Civil rodea a Sixto y al "Alcalde de Yeste" en una cueva de Pico Marchena (Santiago de la Espada). Son conminados a entregarse, pero no lo hacen y resisten a mano armada durante dos días. La Guardia Civil termina arrojando unas granadas y, según consta en la versión oficial, el derrumbe de la cueva en cuyo interior se esconden los dos termina por sepultarlos. La versión oficial está puesta en tela de juicio, puesto que el Registro Civil inscribió a los dos interfectos como muertos por "heridas de arma de fuego y carbonización".
El 22 de mayo de 1950 los cadáveres de Sixto García Espinosa "El de Marchena" y Juan Ruiz González "Alcalde de Yeste" fueron conducidos a Santiago de la Espada y a manera de escarmiento público fueron expuestos en la Plaza Mayor para mayor escarnio de las víctimas y horror del vecindario.
Notas:
(1) El vocablo "maquis" es un galicismo que a su vez procede del vocablo italiano "macchia" (campo cubierto de maleza) y que da nombre a los guerrilleros de la resistencia francesa contra la ocupación alemana de Francia, en la II Guerra Mundial, así como a los guerrilleros excombatientes de la II República que quedaron en territorio bajo control franquista. Muchos de estos forajidos lograron pasar la frontera y hallaron el exilio, pero no pocos permanecieron en territorio español, siendo perseguidos implacablemente y batidos por las fuerzas de orden público, formadas por la Guardia Civil y los somatenes (especie de cuerpo paramilitar formado por civiles voluntarios).
BIBLIOGRAFÍA:
Sánchez Tostado, Luis Miguel, "La Guerra no acabó en el 39. Lucha guerrillera y resistencia republicana en la provincia de Jaén (1939-1952)", Ayuntamiento de Jaén, Jaén, 2001.