sábado, 4 de marzo de 2017

EL TRAJE TRADICIONAL DE PONTONES

Pareja de Pontones (a la izquierda) y pareja de Quesada (a la derecha). Escuela Superior de Magisterio de Madrid

EN LA EXPOSICIÓN MADRILEÑA DEL TRAJE REGIONAL DE 1925


Manuel Fernández Espinosa


Durante buena parte del siglo XIX Andalucía ejerció una hegemonía en el conjunto de España. D. José Ortega y Gasset así lo declaraba: "Las ideas dominantes son de acento andaluz. Se pinta Andalucía -un terrado, unos tiestos, cielo azul. Se lee a los escritores meridionales. Se habla a toda hora de la "tierra de María Santísima"... Hacia 1900, como tantas otras cosas, cambia ésta. -sigue diciéndonos el filósofo madrileño- El Norte se incorpora." Que Andalucía tuviera su predominio a lo largo del siglo XIX no quería decir que se conociera la Andalucía profunda y real: lo que se trasladó al resto de España fue una imagen, a veces asaz estereotipada, de una Andalucía frívola, indolente, achabacanada muchas veces que no correspondía ni al pintoresquismo de ciertas provincias andaluzas administrativamente influyentes, sino a un producto deudor de los tópicos que nos habían sido endosados por los viajeros europeos del romanticismo. La verdadera Andalucía, en su vastedad geográfica y étnica, siguió siendo en gran medida una "tierra incógnita", desconocida en toda la riqueza y diversidad folclórica de nuestros pueblos. Y Jaén fue en ese sentido una de las grandes desconocidas, destino que cabe atribuir a ser una tierra de paso. Fue por eso que causó una gran sorpresa para el resto de España descubrir una Jaén que poco tenía que ver con la imagen andaluza que se había transmitido. Este hallazgo de la Jaén desconocida tuvo ocasión con la Exposición del Traje Regional, organizada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en el Madrid de 1925. Por eso pudo escribir D.Luis de Hoyos y Sáinz, a la sazón catedrático entonces de Antropología de la Escuela Superior de Magisterio:

"La otra andalucía, la menos conocida porque no se desbordó por escenarios y publicaciones que fueron más imaginativas que realistas, ha sorprendido al público con una riqueza indumenal verdaderamente castiza y severamente pintoresca. Jaén deberá gratitud a la Marquesa de la Rambla, que acopió y ha presentado verdaderas maravillas del vestir de la provincia serrana (...) puede verse más de veinte ejemplares de estos, en que la típica pareja del "Chirri" y la "Pastira", de Jaén, como los variados trajes de fiesta y diario de la sierra de Cazorla o de la región de Frailes y Pontones (...) demuestran una de las más variadas riquezas provinciales que figuran en la Exposicion".

El Padre Isaías Morales, párroco de Torres de Albanchez, escribió en Mayo de 1925 un reportaje de esta Exposición, señalando que:

"De la provincia de Jaén, (de lo que, hoy, es territorio de la provincia de Jaén) se tenía idea: primero, de la casi no existencia de los trajes característicamente regionales y típicos; segundo, de la absoluta desaparición de ellos (sin embargo) La instalación de Jaén, en la Exposición, lo ha confirmado plenamente. Hemos demostrado que podemos unir a la Geografía étnica de las provincias españolas, el mapa del traje, colorando distintamente cada una de sus zonas".

D. Isaías también alude en su artículo a ese modismo coloquial, tan propio de la Sierra, en la que todavía se ha conservado eso de "que se llaman hermanos en vez de llamarse amigos", como pasa en Santiago-Pontones.

La Marquesa de la Rambla, Doña Concepción Loring, fue la vocal de la Junta auxiliar de Señoras del Comité Central de la Exposición y Presidenta del Comité Provincial de Jaén y, en colaboración con otros miembros de la aristocracia provincial y algunos intelectuales (como D. Alfredo Cazabán Laguna o el mismo Padre Isaías Morales) reunió un buen muestrario de nuestros trajes tradicionales. Entre todos los pueblos de Jaén que pudieron mostrar sus indumentarias, Pontones aportó la ropa de diario y el vestido festivo tanto del hombre como de la mujer.

Hoy en día sigue constituyendo un punto muy importante la conservación de estos trajes que se han perdido, en virtud de habernos "uniformado" todos con modas ajenas. La recuperación de nuestro estilo propio en el vestir debería ser algo más que objeto de estudios etnográficos para una exposición museística. Aunque parezca imposible, no lo es.

FUENTES:

Ortega y Gasset, José, "Notas de andar y ver. Viajes, gentes y países", Revista de Occidente en Alianza Editorial.

Varios números de la revista provincial DON LOPE DE SOSA.

Para una noticia del párroco de Torres de Albanchez, puede consultarse esta semblanza biográfica que hice sobre el presbítero y cronista: DON ISAÍAS MORALES TORRES. UN PÁRROCO Y UN ACADÉMICO.

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